SER LIBÉLULA  

10/28/2007




El sonido de las teclas y el clickear del mouse era lo único que se oía aquella madrugada en el living de casa.
Pero un aleteo furioso me sobresaltó. Miré al techo, qué bicho será?
No alcanzaba a distinguirlo, mientras se golpeaba contra la lámpara, la ventana, la biblioteca..
Mi instinto de supervivencia me obligó a saltar de la silla y a agudizar los sentidos, intentando identificar cualquier posible peligro (no me gustan los bichos, bah).
En el momento en que me armaba con la zapatilla que tenía puesta, el probable agresor detuvo su marcha errática y pude distinguir que se trataba de una libélula.
Por supuesto, quedaba excluída de mi escala personal de bichos que dan miedo y/o asquete.
Debe haber entrado cuando vino Walter, pensé.
Volví a mis dominios, sres: aquí no ha pasado nada, no hay nada más que ver...
Al día siguiente Lucas grita:
-hay un bicho en la cortinaaaaa! es una bilélula! me quiere picaaaar!!!!
-no vida, las libélulas no pican, mirála ves que linda es? (intentado de que el pobre bicho sea excluído de la lista personal de miedos de Lucas)
-esos son aguijones?
-no, son las patas
Aparece Juan Cruz, de seis años, adicto a animal planet, que enseguida aportó datos sobre las libélulas e instruyó al hermano:
-no está mirando por la ventana, quiere salir
Entonces, con la misma ceremonia, importancia y grandeza con que greenpeace rescata una ballena capturada por un buque pesquero, los peques y su padre emprendieron la campaña: liberen a la libélula.
Cuidadosamente la rodearon, y con la mano ahuecada, la tomaron de la cortina de la ventana, delicadamente, para no quebrarla en el rescate.
Abrieron la puerta, salieron los tres formando un círculo, casi como en un rito milenario...
Entran, cabezas gachas, unos instantes después, en un silencio que interpreté, sería reflexivo por la importancia de lo que habían hecho.
-ya está? la soltaron?
- sí. Y en el momento en que abrí la mano, salió volando el bicho, vino un gorrión que estaba en el árbol y se la comió.
-...
Entonces supe, mientras el pobre bicho era digerido en el estómago del pajarito y mis hijos discutían si ver dibujitos o jugar con la play, que esa libélula fue motivo de alarma para mí, pánico de lo desconocido para Lucas, razón de estudio para Juan Cruz, y finalmente, comida para un gorrión.
Y que nosotros, somos como esa libélula.
significaremos diferentes cosas, según la manera en que nos percibe
la persona que está en frente.
Es imposible una única imagen.
Por eso debemos ser fieles a nosotros mismos
Ser libélula, 
no importa lo que eso provoque en otros...
Y algo más,
que tengamos cuidado al volar,
porque siempre hay un gorrión atento


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