––––•(-• Mar del Alma •-)•––––

Levante la mano la que no lloró al ver Los puentes de Madison...
cri cri cri
Ésta escena. Esa última oportunidad de ella para optar el estar
con quien le enseñara la pasión, con quien le permitiera ser.
El no animarse, de ese instante.
El elegir una alternativa que marcará el resto de su vida.
El tratar de convencerse a sí misma:
lo que debe hacer es más importante que lo que quiere.
Es fuerte.
Toda la vida es una cadena de elecciones.
Mínimas e insignificantes unas, profundas y trascendentales otras.
A veces podemos definir cuáles van en qué categoría.
A veces, eso se vuelve claro con el paso del tiempo
y con los hechos que desencadenan.
Y vaya que nos equivocamos.
Podemos ser tan tercos,
que somos capaces de escudarnos
en cualquier excusa para seguir atados, 
medianamente conformes, a ese error.
A lo mejor, por eso provoca llanto la película.
Porque todos, en el amor, o en el rubro que se te ocurra
elegimos mal alguna vez.
Y seguramente, pagamos o pagaremos esa mala decisión...
-Cacho lavaste el pañuelo?
- sí Regalada
-tócala de nuevo sam... digo dámelo otra vez
- es una basurita en el ojo?
-si, claro