La calle San Luis es el reducto de negocios mayoristas que venden al por menor, o minoristas que venden a precios por mayor, o no sé bien qué.
Los carteles en la entrada, tienen nombres turcos algunos, y otros mutantes chinos, desde los neoliberales noventas.
Hoy me sumergí en uno de estos polirubros, buscando cosas de esta gata:
En casa hay una consumidora adicta a cualquier objeto que contenga este dibujo. Y deduje: chinos, taiwaneses, japoneses, se parecen, algo de Kitty, alguno va a tener...
Mientras me extraviaba en laberintos de mercadería apilada hasta el techo, caminando entre demasiada cantidad de gente y empleadas mal pagas, escuchaba la repetición hasta el cansancio, de una voz en off anunciando la superrrrrrrrrrrr oferrrrrrrrrrrta en ropa de damas, caballeros y niños.
En un momento giré sobre mí misma, y como cazador que detecta a su presa, ví un perfume que solía usar.
-Qué raro, pensé. Ese tipo de perfumes acá. Pero era la forma de la caja, el color de la caja, las letras de la caja...
Me acerqué un poco más y con cierta conmoción ví que Dior, devino en Diar. Y que Addict era Adhict...
Confieso que abrí bastante los ojos y que luego del desconcierto vino la risa.
Confieso además, que fue inevitable sacar mi celular y lanzarme a fotografiar sin consideración alguna, ante la mirada inquisidora de un grupo de empleadas que se ubicó a mi alrededor, pensando si llamaban a seguridad o al loquero.
Pero bueno, valía la pena. No todos los días se ve un Diar, o un Kenzi, o un Ralph luren, ni tenemos la posibilidad de caer bajo el clásico influjo de un Chan nro 5, no?