––––•(-• Mar del Alma •-)•––––

La mañana podría decirse que era espectacular, el sol caía en tenues rayos entre los árboles, el viento soplaba apenas, la temperatura era agradable. Ninguna excusa valedera para evitar el ejercicio matutino.

Enfundada en el equipo necesario (más deportivo que mi ánimo) corrí (bah, caminé) la dosis indispensable para evitar la palabra sedentarismo en mi próximo chequeo médico.

En el camino de regreso, pasé cerca de una niña de unos 10 años, que me miró y dijo algo que no alcancé a escuchar. Me saqué los auriculares y oí el final de su frase, mientras señalaba el piso: -... tienen frases de amor, por si querés dárselas a alguien. 

Entonces presté atención: sobre el suelo, una serie de papelitos de distintos colores, adornados con brillitos, tenían palabras escritas a mano, en fibrón negro.

La mayoría eran: "te amo", "te quiero mucho" y otras de igual tenor.

Realmente, me pareció original la idea, y se lo dije a la nena.

Quién con una sonrisa, contestó: -dame cuánto quieras.

Le agradecí, me excusé alegando mi falta de efectivo, acomodé los auriculares del mp3 nuevamente y caminé,  pensando en que ésta, parece ser una época difícil para los sentimientos...

Hasta los "te amo" están en liquidación.