EL FINAL DE MI SUEÑO DE GATOPRIETO  

11/16/2007




¿Para qué?

Siempre es lo mismo. Llegar tarde se me ha convertido en vicio y es la mala suerte de toda mi vida.
Llegué tarde a mi nacimiento, cuando todos mis hermanos ya habían crecido y me dejaron solo. Ellos con sus vidas, y yo empezando la mía.
La impuntualidad es lo mío, y los retrasos aún más.
Hasta mis sueños vienen retrasados.
¿Para que soñar contigo? ¿Para que te cruzas en mi vida?
De nada vale llorar, cuando la suerte no te sonríe, tu tienes que sonreir a la desdicha. Aunque amar tarde es mejor que no amar nunca, el problema es que amas lo que no tienes y nunca podrás tener.
Si. Ya se que yo tengo la culpa, no me mires con esos ojos. Cuando yo llegué a tu vida ya era tarde. Cuando me miré en tus ojos cafés, ya era tarde, pero no lo sabía.
Mi corazón se empezó a prendar de tu belleza, de tu esbelta figura y de tu talle breve.
Se prendó de tus manos blancas y de tu sonrisa tímida. Tu cabello castaño y las pecas de tu cara no hicieron más que acabar de atrapar el corazón que ansiaba entregarse a ti.
¿Para qué? Me da rabia. ¿Con qué derecho te cruzas en mi vida?
¿Cómo te atreves a quitarme la calma, a domesticarme como al zorro del trigal?
Ansiaba verte, ansiaba escucharte y respirar discretamente el aroma de tu cabello cuando te dabas vuelta. Ansiaba trabajar contigo, ansiaba salir y encontrarte. Pero ya no.
Demasiado tarde me doy cuenta de que mi sueño fue vano. Nunca debí soñarte. Y mucho menos debí dejar que te adueñaras poco a poco de mi alma y de mi pensamiento.
¿Para qué regresar a nuestro lugar común? ¿Para qué soñar nuevamente con su cabello en mi regazo? No vale la pena.
Hace un año que otro sueña contigo, que otro te tiene y que otro es feliz a tu lado. ¿Para que hiciste de mí tu esclavo? ¿Para qué me sonreíste?
Sabías que me enamoraba de ti y no hiciste nada por evitarlo. Cruel y calculadora, dejaste que me prendara de tu belleza, y luego, a bocajarro, me dices lo que ya sospechaba.
Eres de otro. De nadie mas.
Otra vez tarde, esta vez por un año. ¿Para qué seguir soñando?
Lo peor es que siempre será tarde para mi. Siempre después que nada. Incluso a mis sueños llego tarde.






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